22 Abr 2015
Frio/calor
22 Abr2015
Frio/calor

Imágenes cedidas por Uponor

El suelo radiante es un tipo de instalación de calefacción en el que se emite el calor a través del suelo de la estancia.

Qué es

El suelo radiante es un tipo de instalación de calefacción en el que se emite el calor a través del suelo de la estancia. Debido a esta particularidad, la temperatura que notamos en los pies es mayor que la temperatura a la altura de la cabeza, obteniendo una mayor sensación de bienestar.

Aunque hoy en día es un sistema que se considera nuevo, lo cierto es que tiene más de 2000 años de antigüedad, ya que su origen se establece en el antiguo imperio romano. En aquella época se inventó el Hipocausto, que consistía en sostener la vivienda sobre unos pilares, dejando una abertura donde se encendía una hoguera y poniendo chimeneas en los laterales, de tal forma que el calor discurría en forma de humo por la parte baja de la vivienda, calentando toda la estancia.

En la actualidad, los sistemas de suelo radiante se basan en la colocación de uno o varios tubos que transcurren por el suelo de la vivienda. Dicho tubo forma un circuito cerrado por el cual circulará agua proveniente de la caldera. Con este sistema conseguimos repartir el calor de manera uniforme por todos los habitáculos. El agua circulará a unas temperaturas que oscilan entre los 30ºC y los 45ºC, temperaturas inferiores a otros sistemas de calefacción, de ahí el ahorro.

Cómo se instala

El suelo radiante se coloca entre el forjado y el solado, sobre un panel aislante, dentro del suelo de la vivienda. Existen multitud de tipos de paneles aislante, cada uno de ellos con sus características y sobre todo con sus facilidades para la instalación y el moldeo de las formas que llevarán los tubos.

Los sistemas de suelo radiante se dividen en zonas, cada una de las cuales tendrá uno o más circuitos de agua y estarán comandados por un termostato, que será el que decida si circula el agua o no por el circuito en función de la temperatura ambiente y la temperatura de consigna.

Existen varias distribuciones para la instalación de este sistema, las más habituales son la distribución en serpentín, en doble serpentín o en espiral:

  • Distribución en serpentín: Es la más sencilla de instalar pero también la más ineficiente. La instalación se realiza desde un extremo al otro del habitáculo, de esta forma el reparto del calor no es homogéneo, pues el extremo del local por el que entra el tubo estará más caliente que el otro.
  • Distribución en doble serpentín: Este sistema es más elaborado que el anterior y mejora el reparto del calor en la habitación. El tubo se coloca igual que antes de un extremo al otro, pero dejando huecos en el medio para colocar ahí el tubo de retorno, de esta forma en el inicio está el agua más caliente, pero también la menos caliente, consiguiendo así una mejor homogeneidad. Este sistema se utiliza sobre todo en locales alargados o espacios irregulares.
  • Distribución en espiral: El tubo se instala en forma de espiral, comenzando y acabando en el mismo extremo y avanzando de fuera hacia el centro del local. Este sistema es el que consigue una mejor homogeneización de la temperatura ya que alterna el tubo de ida con el de retorno.

Además de la configuración seleccionada para el reparto del suelo radiante, también tenemos que tener en cuenta otros factores para colocar los tubos de forma más dispersa o más junta. La ubicación de los muebles o las ventanas influye en la instalación. Por ejemplo: si planeamos instalar un escritorio donde una persona va a estar muchas horas sentada, puede que le resulte incómodo si en esa zona se colocó el tubo muy junto, pues le puede dar una sensación de extrema calor.

Un sistema saludable

Gracias al suelo radiante mantenemos el piso a temperaturas próximas a los 30ºC, lo que es una temperatura inferior a la corporal y beneficia a las personas que suelen tener las extremidades frías. Además no reseca el aire como radiadores o calefactores, evitando molestias en las fosas nasales, y evita problemas de ácaros.

Varices

Está muy extendida la creencia de que el suelo radiante produce varices. Aunque antaño este tipo de instalaciones si que podían llegar a producir varices, hoy en día esto es imposible siempre y cuando los proyectistas e instaladores cumplan el reglamento. Para que aparezcan varices, la temperatura del suelo debería estar por encima de los 30ºC, sin embargo el reglamento actual establece que la temperatura media superficial no puede superar los 29ºC, por tanto si se cumplen todas las normativas establecidas no vamos a tener problemas de varices.

Lo habitual es que la capa superficial del suelo esté a 23ºC – 25ºC, además el calzado también evita estar en contacto directo con el suelo. Por tanto hoy en día no hay de qué preocuparse.

Ventajas e inconvenientes

Ventajas:

  • Mayor ahorro en el consumo por ser un sistema más eficiente y porque funciona a una temperatura inferior.
  • Pies calientes, cabeza fría.
  • Estético, pues queda totalmente oculto y además no estorba, como es el caso de los radiadores, para la ubicación de muebles y para el paso.
  • Mayor confort al ofrecer un reparto más equitativo del calor.
  • No acumula suciedad ni produce ruido.
  • Además de calentar en invierno, también puede refrescar el ambiente en verano.
  • No requiere mantenimiento.

Desventajas:

  • Mayor coste en el momento de la instalación.
  • La reparación en caso de fuga en el circuito es más costosa y difícil.